9. Hidrata tu cuerpo

TENGO SED

¡Hoy ha sido un día genial! ¡Aunque ha estado a punto de estropearse! Por suerte, los  amigos y las amigas nos han ayudado y todo ha salido bien.

Todo empezó hace unos días, cuando en clase nos dijeron que haríamos una   competición de corfbol. No sé si conocéis este deporte, es parecido al baloncesto pero con cestas más grandes y con equipos mixtos, formados por cuatro chicos y cuatro  chicas. Qué chulo, ¿verdad? En la clase, todos nos moríamos de ganas de jugar, sobre todo porque íbamos a competir con otras escuelas del barrio y nos pareció una  oportunidad fantástica para hacer nuevos amigos y amigas.

Como éramos muchos, nos organizamos bien para llevar todo lo necesario. A mí me tocó  levar el agua. ¡Genial!, pensé. Como en  clase nadie bebe, con un par de botellas sería  suficiente. ¡Cargaría muy poco peso!

Al salir de casa, mamá me ha recordado que debía coger el protector  solar, que siempre se me olvida. Tiene razón. La piel nos tiene que durar toda la vida y debemos cuidarla del mismo modo que cuidamos las otras partes del cuerpo. ¡No solo cuando vamos a la playa! Si estáis jugando en el parque o si salís al patio, es importante que os pongáis protector solar con un factor de protección alto en todas las partes expuestas al sol: detrás de las orejas, en la nariz, en la nuca, detrás de las piernas… Y, para que haga efecto, ¡lo tenéis que hacer media hora antes de salir de casa! No es que el sol sea malo. De hecho, necesitamos la vitamina D que nos proporciona para tener los huesos fuertes, pero siempre tenemos que exponernos al sol con precaución.

Bueno, pues durante el partido hacía mucho calor y, en el primer cuarto, Noa ha dicho que tenía sed. Después Sara, Nieves y Roc también han pedido agua y, antes de la media parte, ya se habían acabado las dos botellas. Todos sudaban mucho. Los de mi equipo ya no tenían ánimo para correr y Sam ha empezado a marearse. Yo me he asustado. Menos mal que alguien ha avisado al maestro y, como por arte de magia, ha aparecido una cantimplora.

Nos la estaba ofreciendo una chica del equipo contrario. Al darse cuenta de lo que nos estaba pasando, todos los equipos han querido compartir el agua con nosotros y hemos podido continuar jugando, eso sí, ¡nunca bebemos a morro!

En condiciones normales debemos beber según la sensación de sed que tengamos, pero ahora sé que   cuando haces esfuerzo físico, necesitas beber más de lo  habitual, porque el cuerpo elimina líquido y necesita repostarlo. Tiene lógica. Yo ya sabía que el agua es vital para nuestro cuerpo, pero nunca había imaginado que las consecuencias de una deshidratación podían ser tan graves. Cuando he visto a Sam a punto de caerse al suelo sin fuerzas, me he asustado mucho. Menos mal que aquella chica y todos los otros compañeros y compañeras se han acercado a darnos agua.

Afortunadamente, la competición ha podido continuar. Antes, me he vuelto a poner un poco de protección en la cara y en los brazos porque el sol picaba muchísimo. Ahora no recuerdo quién ha ganado. Bueno, sí que lo recuerdo. Hemos ganado todos y todas porque hemos aprendido un montón de cosas. Yo he aprendido a cuidarme y a cuidar a las personas que quiero y también  la importancia de ayudar a los que tenemos al lado. ¡Y lo bonito que es tener  muchos amigos y amigas! Porque a partir de ahora vosotros sois mis amigos y amigas, ¿verdad?