NO PUEDO MÁS
Hoy no tengo muchas ganas de explicaros lo que me ha pasado; me da un poco de vergüenza. Pero quizás, si lo comparto con vosotros, me sentiré mejor. Todos los del equipo sabíamos, desde hacía días, que el partido de hoy iba a ser importante. No penséis que somos de los que juegan solo para ganar. Tenemos muy claro que jugamos para divertirnos, pero hoy venían a vernos Noa y Alex y no voy a negar que quería quedar bien.
Yo ya me había imaginado celebrando la victoria, pero lo único que puedo celebrar es que no lo he hecho todo lo bien que me habría gustado. ¿Qué ha pasado? Pues que en el minuto 20 ya estaba tan cansado que no me aguantaba de pie y perdía todas las pelotas. Normalmente soy bastante bueno, pero hoy el campo me parecía inmenso y no tenía fuerzas para encestar ningún tiro. Era como si me faltaran pilas; jadeaba tanto que he tenido que pedir un cambio. Y ahí estaba yo, sentado en el banquillo, viendo como mi equipo perdía sin que pudiera hacer nada.
Me sentía tan extraño que he llegado a pensar que estaba enfermo, pero la entrenadora ha dicho que el problema es que esta semana me he saltado los entrenamientos y no estoy en forma. Tiene razón. Estos días no he entrenado, ni he quedado con Alex para ir al parque, ni con Noa para practicar skate.
Resulta que la semana pasada fue mi cumpleaños (¿no os lo había dicho? Ya me extrañaba a mí que no me habéis
felicitado…) y mis padres me regalaron un juego nuevo para la consola. Hacía mucho que lo quería tener y me he pasado horas encerrado en mi habitación jugando. Incluso fingí que tenía dolor de cabeza para saltarme los entrenamientos. Pero, claro, ahora comprendo que, si quiero estar en forma, tengo que hacer ejercicio regularmente. He pasado tantas horas ante la pantallita, que al final me dolía todo el cuerpo. Mis padres me han dicho un montón de veces que estar demasiado rato en la misma postura mirando la pantalla es malo, que me aleje para no dañarme los ojos y que vaya cambiando de postura. Pero es que, ¡cuando estás en medio de una partida, no piensas en nada más! Ahora soy consciente de las consecuencias y os aseguro que no me volverá a pasar. Jugar a la consola es divertido, pero me gusta mucho más jugar con los amigos y las amigas. ¡Ahora mismo daría lo que fuera por estar en la pista con ellos! Aunque estoy en tan baja forma que no aguantaría ni cinco minutos. Así que acabo de decidir que, a partir de hoy, solo dedicaré a la consola tres horas a la semana. ¡El resto del tiempo hay un montón de cosas que hacer! A decir verdad, me siento mucho mejor cuando hago ejercicio.