4. Cuida tu higiene

¡QUÉ HORROR, TENGO UNA CARIES!

¡Eh! ¿Qué hacéis aquí? Sois los amigos y las amigas de Alex, ¿verdad? Ella me ha hablado de vosotros. Yo soy Noa, y me pilláis lavándome los dientes. ¡Pero no os marchéis! Si os esperáis un momento, os explicaré una cosa muy importante que he aprendido hoy.

¡Ya he terminado! ¿Alguna vez habéis tenido dolor de muelas? Espero que no. ¡Es muy doloroso! Yo esta mañana he tenido que ir al dentista y os confieso que estaba muerta de miedo. Ya sé que a veces da vergüenza decir estas cosas, pero a mí no me importa, yo siempre digo lo que pienso. Hoy no podía quitarme de la cabeza que tenía que pasar por eso por no haberme cuidado bien los dientes. ¡Qué rabia! Confieso que siempre he pasado de lavarme los dientes y que no hacía mucho caso  de las recomendaciones de la dentista y de mis padres. Nunca imaginé que la cosa acabaría así.

Todo empezó con unas punzadas en la muela, a las que no les hice mucho caso, hasta que un día mi madre me pidió que abriera la boca, Vio que tenía una caries. Lo primero que pensé fue que mi madre no entendía de muelas, pero resultó ser cierto. Las punzadas me dolían cada vez más. Con razón la abuela Tere siempre dice aquello de «es peor que un dolor de muelas». Yo, muchas veces, mojaba el cepillo y fingía que me lavaba los dientes. Y ahora lo lamento. Si lo hubiese hecho bien, hoy hubiera ido a la excursión con el resto de la clase, pero me ha tocado ir a la dentista a que me empastara el diente.

Bueno, ahora que ha pasado todo, estoy contenta, porque he aprendido un montón de cosas. Aunque la dentista era simpática, espero no tener que volver. Me ha dicho que si me lavo bien los dientes tres veces al día y me hago una revisión  cada año, todo irá bien. Por nada del mundo quiero volver a pasar por eso; prefiero cualquier otra cosa antes que tener otra caries.

Si os soy sincera, estoy entusiasmada con mi cepillo de dientes nuevo. Creo que me ha quedado clarísimo que la higiene es fundamental para la salud. Así que vosotros haced lo que queráis, pero a mí, si me buscáis después de una comida, probablemente me encontraréis en el lavabo, lavándome los dientes, claro.