3. La importancia del agua

CIERRA EL GRIFO

Creo que hoy he aprendido una cosa importante. Pero importante de verdad, de aquellas que debería saber todo el mundo. Os la explico:

Todo ha empezado esta mañana, el primer día de colonias con la escuela. Hemos  andado casi ocho kilómetros para llegar al albergue donde pasaremos dos noches, y estaba tan cansada que no tenía fuerzas para presentarme al reparto de literas. Me ha tocado la de arriba ―que ya normalmente no me gusta―, pero me dolían tanto las piernas que no podía mover ningún músculo para subirme a ella. La cosa ya no tenía solución, y como estaba llena de polvo, he decidido ir a ducharme.

Una larga ducha de agua caliente ha hecho que me olvidara de los ocho  kilómetros y las veinte picaduras de mosquito que llevo en las piernas pero, cuando he acabado, he escuchado los gritos y los tacos de mis compañeros y compañeras, que también querían ducharse. Por lo visto el agua les salía helada. ¡Qué extraño!

Cuando el maestro ha ido a pedir explicaciones a la responsable del albergue, alguien ha abierto la puerta del lavabo y ha salido una gran humareda de vapor. Todo estaba empañado y se podía leer en el espejo ‘Alex’ —¡ups! ¡Error mío!—. Estaba claro que el depósito de agua caliente no era infinito y yo me lo había acabado todo. Por si fuera poco, Noa ha visto  que uno de los váteres estaba atascado y que el agua salía por todas partes. ¡Esto también lo había provocado yo! Había limpiado mis Chirucas (que estaban llenas de barro) con tres toallitas húmedas y las había tirado al váter. ¡No había visto la papelera!


Ya os imagináis cómo me miraban todos los compañeros. Pero lo que más me ha dolido ha sido la explicación del profesor sobre los miles de euros que las ciudades destinan cada año a
desatascar las cañerías, porque la gente tira al váter toallitas y otros productos que no son biodegradables. Las depuradoras no pueden eliminarlos y los ecosistemas se ven alterados de forma irreversible. El profesor también me ha explicado que con una ducha de cinco minutos se gastan cientos de litros de agua. Entonces el profesor me ha dado consejos para  ahorrar agua en el día a día, por ejemplo: si cierras el grifo mientras te lavas los dientes, ahorras seis litros de agua por minuto. Quizás pensaréis que es poco, pero todo suma, ¿no?

De repente he tomado conciencia de lo que había hecho, y he entendido que el agua no es infinita y que el váter no es una papelera. Me ha quedado clarísimo que tenemos que usar el agua con moderación y no malgastarla. Además… Uaaah… ¡Uy! Perdonad el bostezo, pero no me tengo en pie. Dejemos las explicaciones para otro día; creo que ya he aprendido bastante por hoy y estoy tan cansada que, aunque sea en la litera de arriba, dormiré como un lirón. ¡Buenas noches!