1. Recarga las pilas durmiendo

 

Tengo sueño

¡Eh! ¿Me estáis leyendo? Espero que sí, porque quiero explicaros una cosa. Pero antes, voy a presentarme. Me llamo Alex y tengo 11 años. Ir a la escuela me gusta mucho, pero esta mañana me he quedado dormida en la clase de inglés. No me pasa nunca, pero a todo el mundo puede ocurrirle alguna vez, ¿verdad?

Os cuento: estábamos en el aula y cuando me tocaba leer mi fragmento del diálogo, Noa ha tenido que darme un puntapié para despertarme. Sí, ¡me había quedado dormida! Lo peor es que le he gritado y ahora me sabe mal, porque Noa es una de mis mejores amigas. Hoy he estado todo el día de tan mal humor que no me soportaba a mí misma. Sé que nos acabamos de conocer, pero os aseguro que normalmente soy una chica muy alegre. Yo quería que hoy fuera un día genial, pero creo que ya sé por qué estoy así. Ayer aproveché que mis padres fueron al teatro y que vino la canguro para mirar series hasta las dos de la madrugada.

¿Os gustan las series? A mí me encantan. Precisamente ayer acabé la primera temporada de una de misterio que está de moda y me moría de ganas de comentarla. Pero, claro, había dormido tan poco que no tenía ánimo para charlar con nadie.

Lo más triste es que ahora Noa se ha enfadado conmigo, y mi madre lo sabe todo porque la profesora ha hablado con ella. Cuando he llegado a casa, mientras comíamos juntas, me ha preguntado por qué lo había hecho. Yo le he dicho la verdad. No sirve de nada inventarse una excusa. Mientras se lo explicaba, pensaba que aquello iba a tener consecuencias, pero al final hemos llegado a un acuerdo y lo hemos solucionado de la mejor manera: hemos decidido que la semana que viene iré a dormir a las diez, como muy tarde. No volveré a quedarme mirando series toda la noche. Mamá me ha propuesto también que lea un poco antes de dormir. Dice que ella lo hace y le encanta. Yo nunca leo por la noche, pero lo probaré. Quizás descubro que me gusta y ese rato de lectura acaba convirtiéndose en mi momento favorito del día. ¡Es posible!

Por cierto, mi madre me ha dicho que no le gustan los castigos, porque con ellos no aprendes nada. Dice que, cuando haces algo que no está bien porque, de algún modo, perjudicas a otro, lo importante es que entiendas que debes cambiar y debes esforzarte para no volverlo a hacer. Estoy muy contenta con este pacto. He decidido que no volverá a ocurrir.

Y vosotros, ¿leéis por la noche? Antes de leer este cuento, ¿sabíais que dormir más de ocho horas es importante? Yo pensaba que mis padres me mandaban a la cama para quitárseme de encima, pero ahora veo que no. He comprobado que, cuando no duermo, estoy cansada, enfadada, despistada y todo me molesta. De hecho, ahora son las seis de la tarde y si pudiera, dormiría un rato, pero quiero hacer una cosa más importante: ir a casa de Noa y disculparme por haberle gritado.

Si ella quiere, podemos ir juntas al campeonato de skate que ha organizado la pandilla. Hace semanas que espero este día, ¡así que no voy a perdérmelo por nada del mundo!