Este año, la primavera dará comienzo el viernes 20 de marzo y justo un día después, tendrá lugar uno de los eventos más importantes para el futuro de nuestro planeta: La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua. Mucha gente desconoce que será la segunda que se celebra ya que en marzo de 1977 tuvo lugar la primera, en Mar del Plata (Argentina).
Desde entonces, no se había encontrado la ocasión para dedicar un evento así, única y exclusivamente, al agua pero ahora más que nunca es prioritario. Coincidiendo con la Década para la Acción sobre el Agua y el Saneamiento (2018-2028), la ONU considera que “necesitamos una conferencia que pueda brindar soluciones de alto impacto y promover un cambio tangible”.
Un cambio por los 2.200 millones de personas que continúan sin acceso a agua potable o por los 4.200 millones que viven sin un saneamiento adecuado. Un cambio porque la cuestión del agua es mucho más que uno de los objetivos de la Agenda 2030.
Fuente de vida de los ODS
El Objetivo 6 de la Agenda 2030 es el que se dedica completamente al agua aunque la realidad es que los 16 restantes objetivos, de una forma u otra, también dependen de ella.
“El agua tiene un valor profundo y complejo. No hay aspecto del desarrollo sostenible que no dependa fundamentalmente de ella. Para mí, el agua es sinónimo de protección”
António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.
Sin embargo, cada vez que hablamos de este recurso, lo hacemos en clave alarmista. Solo hay que observar el portal de datos de ONU-Agua, que analiza el progreso del ODS 6 y que refleja rápidamente cuál es la situación actual. Hay 2 datos que no podemos ignorar:
- La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial.
- 3 de cada 10 personas no tienen acceso a servicios de agua potable seguros.
Algo tan simple, pero a la vez tan importante, como el lavado de manos no es posible en muchos hogares. El 40% de la población mundial no tiene instalaciones para ello en su propia casa ni tampoco en otros entornos como en las escuelas, donde es fundamental que existan los servicios de agua, saneamiento e higiene para combatir enfermedades.
En países como Etiopía, sólo el 5% de los centros escolares tienen instalaciones básicas para el lavado
Acceder al agua potable y los servicios de saneamiento es un derecho fundamental. Un derecho que debería ser universal, equitativo y gestionado de manera segura, pero para ello, debemos hacer frente a las siguientes amenazas.
El estrés hídrico
A medida que aumenta la población mundial, también lo hace la demanda de agua, el riesgo de escasez y el estrés hídrico. Todo está conectado. Pero, ¿qué es exactamente el estrés hídrico? Una situación que se da en un lugar cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible. Es decir, cuando las extracciones de agua de un país superan los recursos naturales del territorio. Actualmente, el 41% de la población mundial vive en zonas con estrés hídrico. En la siguiente imagen, puedes ver qué países estarán bajo esta condición en 2040 y España es uno de ellos.
Si esta tendencia va en aumento, en el año 2025 se prevé que 1.900 millones de personas vivirán en países con escasez absoluta de agua, y dos tercios de la población mundial podrían estar en una situación de estrés hídrico.
La contaminación del agua
Seguro que alguna vez has visto un trozo de basura en un río o una bolsa de plástico en la playa. La contaminación del agua es mucho más que un problema: es una crisis mundial. Actualmente, el 80% de las aguas residuales del mundo reciben vertidos de diferentes orígenes. Y no solo nos referimos a trozos que se ven a simple vista. También hay sustancias químicas invisibles y un sinfín de contaminantes que acaban en los lagos, ríos, aguas subterráneas y que seguirán su viaje hasta llegar a los océanos.
La contaminación del agua tiene graves impactos para la salud humana, además de provocar daños en la fauna y en los ecosistemas a largo plazo. Por un lado, las normativas para restringir los vertidos y los controles a las grandes corporaciones no dejan de aumentar pero desde casa, cada uno de nosotros también puede proteger el planeta siendo conscientes de cada gesto. Por ejemplo, cada vez que vayas a tirar algo por el fregadero, recuerda que podría contaminar el agua de todos.
Según la Organización Mundial de la Salud, cerca de 2000 millones de personas beben agua de fuentes contaminadas por heces.
Un futuro basado en la justicia hídrica
¿Sabías que las fuentes de agua no seguras son responsables de 1,2 millones de muertes cada año? No obstante, lo que demuestran los estudios es que las tasas de mortalidad son más altas en los países de bajos ingresos, especialmente en África subsahariana y Asia.
Esto no ocurriría en un mundo en el que existiera la justicia hídrica. En un hipotético futuro donde este fenómeno fuese una realidad, no habrían todas aquellas problemáticas relacionadas con la inequidad en el acceso y la distribución del agua, la utilización de las aguas residuales o la contaminación de la misma.
La justicia hídrica se alcanzará cuando se cumpla una de las metas del ODS6: lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos. Por ahora, estamos en ello pero cada paso que se da es pequeño. Si en 2015, el 70% de la población mundial tenía agua potable segura, en 2020, este porcentaje sólo había aumentado hasta el 74%.
Atrévete a hacerte preguntas sobre tu consumo de agua
El agua es vida para todos y todos podemos devolverle la vida. Te proponemos 2 preguntas claves que puedes hacerte para descubrir hasta dónde llega tu compromiso con el futuro de este recurso.
¿Tienes en cuenta el agua virtual?
Es fácil que pasemos por alto el agua virtual porque es la que consumimos sin darnos cuenta. Sin embargo, ésta es indispensable para producir bienes y servicios. Por ejemplo, para una camiseta de algodón son necesarios 4.100 litros de agua. Conocer estos datos te ayudará a tomar decisiones en tu día a día. Antes de comprarte otra camiseta más, piénsalo: ¿realmente la necesitas?
¿Sabes cuál es tu huella hídrica?
En 2002 surgió este concepto para medir cuánta agua utilizamos cada día en todas nuestras actividades. La huella hídrica se puede calcular para un proceso en concreto, una empresa o incluso un país pero también para una persona.
En Internet hay muchas calculadoras para obtener tu huella hídrica. En este ejemplo, te pedirán cuál es tu género, tu país de residencia, tu estilo de dieta y tus ingresos anuales para obtener una cifra aproximada.
La huella hídrica tiene en cuenta el agua virtual porque como has visto, no solo se trata del agua que consumimos. Por ejemplo, para 200 gramos de carne de vacuno se necesitan 4 veces más agua que para la misma cantidad de carne de pollo. Así que, si una pareja comiera pollo en lugar de ternera, reduciría su huella hídrica hasta en 450.000 litros al año.
Esto no quiere decir que no puedas comer carne de vacuno pero sí que puede ser un aliciente para tenerlo en cuenta en tu dieta y alternar productos para reducir la huella hídrica. Si lo haces tú y lo hacemos todo, se marcará la diferencia. Recuerda que, como nos dijo Sònia Hernández, directora del Museo Agbar de las Aguas en la entrevista para nuestro Magazine, no se trata de culpabilizarnos sino de ser ciudadanos responsables y conscientes.
El agua es uno de los temas principales de nuestro proyecto educativo Tomando Conciencia Schools que ahora también está disponible para las familias. Solo tienes que entrar en las lecciones abiertas para aprender y descubrir mucho más sobre la importancia de este recurso.
El futuro del agua es el futuro de todos
La Conferencia del agua este 2023 es una oportunidad para visibilizar la crisis global así que nosotros seguiremos muy de cerca todos los avances. Mientras tanto, seguiremos creyendo que nosotros, grandes y pequeños, también somos agentes del cambio. Parte del futuro del agua está en nuestras manos o, mejor dicho, en nuestra conciencia.