Cada año, el mundo genera 2010 millones de toneladas de residuos. Para 2050, si seguimos con este ritmo, alcanzaremos las 3400. La producción de desechos crece a medida que las ciudades y pueblos también lo hacen y ofrecen más productos y servicios a sus ciudadanos pero, ¿podemos hacer desde nuestras casas para evitarlo?
El movimiento zero waste o residuo cero demuestra que sí. Los que llevan este estilo de vida tienen como objetivo evitar al máximo los residuos. Bea Johnson, una de las mayores activistas y autora del blog Zero Waste Home (que después se convirtió en un best seller mundial), se dio cuenta de la cantidad de desechos que generaba su familia y fue entonces como decidió pasar a la acción.
En 2008, Johnson propuso ampliar las 3R de Reducir, Reutilizar y Reciclar a 5: Refuse, Reduce, Reuse, Recycle y Rot. Las primeras seguro que ya te suenan así que vamos a detenernos en las nuevas incorporaciones: Refuse porque nos anima a rechazar todo aquello que realmente no necesitamos y Rot porque incluye el compostaje de los desechos orgánicos para que puedan ser devueltos a la tierra de forma natural.
Todas las cáscaras de huevo o de frutas que terminan en el cubo de la basura de la cocina son compostables. Ocurre que después llegan al vertedero y es entonces cuando comienzan a descomponerse y a liberar gases nocivos. Sin embargo, si nos adelantamos y las convertimos en compost podemos utilizarlas como abono natural para nuestras plantas.
Vivir rodeados de residuos también afecta a la salud del medio ambiente o al bienestar de las poblaciones más vulnerables y, por supuesto, contribuye al cambio climático. Además, son una de las mayores amenazas en nuestros océanos.
Cada año, más de 10 millones de toneladas de desechos plásticos acaban en las profundidades marinas.
¿Te gustaría reducir menos residuos pero crees que es muy complicado? Johnson explica en su libro que se trata de hacer un cambio progresivo. Ella misma reconoce que estaba un poco perdida y que en los primeros meses fue necesario mucho ensayo y error pero finalmente encontró el equilibrio. Descubrió que el bicarbonato de sodio puro podría ser su desodorante, se deshizo del bote de basura y empezó a usar solo contenedores de compost y reciclaje, renunció a las compras compulsivas y todo lo que entraba en casa era a granel. Estos son solo algunos ejemplos que ella y su familia han seguido manteniendo con el tiempo. Quédate con la idea de fondo: para todo hay un primer día, incluso para llevar un estilo de vida zero waste.
“Lo que termina haciendo el zero waste es trasladarte a una vida más simple, y más rica basada en experiencias y no en cosas materiales”
Bea Johnson
¿Cómo hacer la transición hacia el movimiento Zero Waste?
- Cambia tu cepillo de dientes por uno de bambú con cerdas de plástico orgánico o de materiales naturales, ya que son totalmente compostables.
- Intenta no comprar productos con envases de plástico. Por ejemplo, en lugar de un bote de gel es mejor una pastilla de jabón que además dura mucho tiempo.
- En la cocina, utiliza los botes de conserva para almacenar alimentos, frutos secos… También puedes convertirlos en tuppers para llevarte la comida al trabajo.
- ¿Y si tú mismo hicieras los productos de limpieza del hogar? Vinagre, ácido cítrico, carbonato sódico o bicarbonato son algunos de los ingredientes que puedes utilizar. Internet está lleno de tutoriales.
- En la lavadora, el detergente en polvo es más sostenible. No suele tener conservantes y siempre puedes escoger el que venga en una caja de cartón reciclable.
- ¿El armario está muy lleno? Ordena la ropa para separar la que ya no te pones pero no la tires: puedes donarla a una organización.
- Hora de la compra: elige productos de temporada para no contribuir al exceso de producción. Come al ritmo de la naturaleza y cada mes podrás planificar tu menú con nuevas frutas y verduras.
- Compra a granel: cada vez hay más comercios que ofrecen esta posibilidad y así evitas los paquetes envasados de forma innecesaria. También es una buena forma de reducir el desperdicio alimentario.
- En el trabajo, lleva tus propios snacks caseros para no consumir en la máquina de vending. Además, en ellas no suele haber opciones saludables mientras que tú sí puedes preparártelas fácilmente.
- En las salidas de fin de semana o si vas a pasar un día al campo o a la playa, crea tu propio mini kit de viaje que incluya una botella de cristal, servilletas de tela, un juego de cubiertos o todo aquello que vayas a necesitar.
El estilo de vida zero waste no solo consiste en evitar los residuos de plástico sino en escoger el camino más sostenible en la vida diaria. Con la creación de la Zero Waste International Alliance, el organismo que recoge políticas y mejores prácticas de Zero Waste para los ciudadanos y las empresas, se quiere promover su práctica en cualquier ámbito de nuestra vida. Por ejemplo, en la cocina. Y es que según el estudio de la ONU titulado “Índice de desperdicios de alimentos 2021” en el año 2019 hubo 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados. Son cifras impactantes y la mayor parte de este desperdicio, casi el 61%, se produce en los hogares.
Quizá por ello, las recetas zero waste están en pleno auge. ¿Has probado alguna? Pongamos que te haces un zumo de naranja para empezar el día. ¿Y si aprovechas la cáscara para hacer aceite con aroma de naranja?
- Lava bien la cáscara con un estropajo y sécala con cuidado.
- Repasa con un trapito el interior de la cáscara para quitar la superficie blanca, los pellejos.
- Deja reposar la cáscara en un lugar seco y aireado durante 5 días, como mínimo.
- Cuando se haya secado, introdúcela en un tarro de cristal hermético.
- Llénalo de aceite de oliva y guarda el tarro.
- Al cabo de 3 semanas, podrás aliñar tus platos con tu aceite aromatizado.
Muchas personas no se atreven a empezar un estilo de vida zero waste porque piensan que el camino es largo y está lleno de cambios. Pero lo importante es ir dando pasos y el primero es el más importante: tomar conciencia de que todos podemos hacer las cosas de otra forma.