Uno de los sonidos que ha desaparecido durante el confinamiento ha sido el de las voces de los niños y niñas en los parques. Ahora que estos lugares han vuelto a abrir, siempre con todas las medidas de precaución, los columpios casi tocan el cielo y los toboganes sacan una sonrisa a los más pequeños, que se atreven con todo cuando están a punto de deslizarse. Pero aunque vuelven a las parques, en España, el 82% de los niños juega al aire libre menos tiempo del recomendado por los expertos. Son datos de la Guía AIJU 2019-2020 que publicó el Instituto Tecnológico de producto infantil y de ocio (AIJU) el pasado año. Por ejemplo, en el caso de los niños de 0 a 3 años, el tiempo destinado a realizar actividades en el exterior se sitúa en 1 hora 25 minutos, aproximadamente, aunque si es más, bienvenido sea. Otro estudio de la Academia Americana de Pediatría (APA) indica que “entre 1981 y 1997, el tiempo de juego de los niños se redujo un 25%”.
No es extraño que la APA haya publicado una declaración con el título “El poder del juego: un rol pediátrico para mejorar el desarrollo de los más pequeños” en la que se puede leer: “Recomendamos que los médicos escriban recetas de juego porque jugar es fundamentalmente importante para desarrollar un conjunto de capacidades para el siglo XXI, incluidas las sociales, emocionales, del habla y de la comprensión, todas las cuales necesita la nueva generación en un mundo económicamente competitivo que requiere colaboración e innovación”.
El juego consciente con la llegada de la Covid-19
Sin embargo, lo que también hemos descubierto durante el confinamiento es que el lugar no es lo más importante a la hora de pasarlo bien, pues hay muchos más factores que influyen. Pues bien, en esta época de crisis y gracias al despertar de la conciencia, muchas familias han tenido la oportunidad de descubrir el juego consciente, es decir, una forma de jugar en la que se pone la conciencia en todo lo que se hace.
5 beneficios del juego consciente
-Cuando ponemos conciencia jugando, se desarrolla una conexión con nosotros mismos, con las personas que nos acompañan y con el juego.
-Sentimos más confianza hacia el propio juego. Descubrimos que el juego nos permite “ser y estar” aquí y ahora.
-Se fomenta la creatividad. Cuando hay actitud de conciencia hacia el juego, estamos más receptivos a todos los estímulos.
-Disfrutamos más porque valoramos ese momento de juego y no lo consideramos como una obligación.
-Por último, se favorece mucho más el aprendizaje y el crecimiento personal.
Veamos algunos ejemplos que cumplen estas características:
-Hacer volar cometas. Ahora que pasamos más tiempo fuera de casa, este juego es perfecto por sus beneficios. Favorece la actividad social asociativa, la coordinación de movimientos y ojo-mano y facilita el desarrollo de defensas contra la frustración.
–Los juegos de construcción, tanto de trenes, puzzles, torres… Entre los beneficios de este tipo de juego destacamos la mejora de la comprensión y el razonamiento espacial, la estimulación de la creatividad, la memoria visual, el aumento del control corporal y la capacidad de atención y concentración.
-Y por último, los libros que invitan al juego. Cuando los niños se sumergen en sus páginas, tienen un sinfín de estímulos creativos y propuestas para crear, jugar y aprender.** En este caso, los niños no son simplemente lectores sino que se convierten en protagonistas de las aventuras.
Ante la duda, ¿qué es mejor? ¿Juguetes electrónicos o manuales? Faros, el portal de salud para las familias, opina que la clave en la elección es compaginar los beneficios de ambos tipos de juguetes.
Y los padres, ¿qué papel tienen mientras juegan los niños?
Como explica Imma Marín, fundadora deMarinva y especializada en educación, comunicación a través del juego y gamificación, los adultos deben inspirarse en dos palabras: pasión y discreción. Veamos algunas pautas:
-Antes del juego, deben garantizar el espacio adecuado para jugar y estimular la creatividad.
-También es importante que gestionen la agenda de los pequeños para asegurar ese tiempo de juego.
-Asimismo, encargarse de recopilar el material y de que la calidad sea la adecuada.
-Por último, favorecer un clima positivo para que los niños se sientan a gusto.
Cuando empiece el tiempo de juego, los padres siguen cumpliendo un rol importante que consiste en:
-Entender que no hay tiempo ni prisas ni presiones. Por supuesto, tampoco errores. Equivocarse es normal y hasta necesario.
-Ayudarles a entender los sentimientos y a expresarlos, sin juicios de por medio.
-Finalmente, enseñarles a cuidar los juguetes y recordarles que están ahí para lo que necesiten.
Afortunadamente, hay algo que no cambiará en esta nueva realidad y es que el juego seguirá siendo fundamental durante el aprendizaje y el crecimiento. El virus no puede con las ganas de jugar. Ahora solo depende de nosotros que juguemos Tomando Conciencia. ¿Os apuntáis?