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Una persona que come hamburguesa de 1 a 2 veces a la semana durante todo el año y otra persona que va de Londres a Málaga en avión tienen algo en común.  ¿Te imaginas qué puede ser? Quizá te sorprendería descubrir que para producir esa hamburguesa y para el trayecto en avión se han generado las mismas emisiones de gases de efecto invernadero. Y es que los alimentos también tienen huella de carbono y, por lo tanto, impactan en el medio ambiente. Por eso, lo que comemos  también refleja nuestro impacto y la manera de relacionarnos con el planeta. Si queremos cuidarlo como se merece, ¿cómo debería ser nuestra dieta? 

En la lucha contra el cambio climático, la alimentación es clave

Para la producción de los alimentos se requieren tierras, agua y energía, es decir, recursos que actualmente estamos sobreexplotando para abastecer las necesidades. Según datos de Our World in Data:

 

  • Los alimentos representan más del 25 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
  • El 70% de nuestro uso de agua dulce se utiliza para agricultura. 
  • Las cadenas de suministro representan el 18% de las emisiones de alimentos .
  • El 94% de la biomasa de mamíferos (sin contar los humanos) es ganado.
  • Los fertilizantes que llegan a rios y mares son responsables del 78% de eutroficacion, enriquecimiento excesivo en nutrientes (sopa verde).

 

Ahora bien, no todos los alimentos tienen el mismo impacto ambiental. La huella de carbono de cada uno depende de muchos factores: de cómo se ha producido, de las técnicas implementadas, de los suelos se han utilizado para su cultivo o de cómo se ha transportado para llegar hasta la tienda de tu barrio. Por ejemplo,

  • Si comes de 1 a 2 bistecs por semana equivale a conducir un coche 2.482km y contribuyes con 604 kg a tus emisiones anuales de gases de efecto invernadero.

El alto consumo de carne o de productos lácteos está propiciando el calentamiento global, según un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU. 

Esta calculadora, publicada por la BBC y elaborada por Joseph Poore, de la Universidad de Oxford; y Thomas Nemecek, de la División de Investigación en Agroecología y Medio Ambiente de Zúrich, te desvela el impacto de lo que comes y lo que bebes. Así podrás salir de dudas y saber si es necesario hacer algunos cambios en tu plato. ¿Te animas a hacer los cálculos?

Hora de comer… y cuidar el planeta 

Cada vez somos más personas en la Tierra. Se calcula que la población aumentará un 25% de aquí al 2050, lo que suponen 2.000 millones más de personas. Esto significa que la demanda de alimentos y agua no bajará pero si no cambiamos nuestros hábitos, el cambio climático cada vez nos lo pondrá más difícil para conseguir comida.  

Así pues, los grandes desafíos que tenemos por delante son: 

    • Por un lado, garantizar que todos tengamos acceso a una dieta nutritiva de manera sostenible;
    • Por otro lado, reducir las emisiones de la producción de alimentos. 
  • Y adaptarnos a los cambios

Ahora llega la gran pregunta: ¿qué puedes hacer tú para adaptar tu dieta y evitar que tenga mayor impacto en el medio ambiente? Como siempre, desde Tomando Conciencia queremos ponértelo fácil con estos consejos:

  • Lee las etiquetas: no perderás mucho tiempo y tú serás más consciente de lo que te llevas a casa. Este es el primer paso de un largo camino para cambiar las cosas entre todos. 
  • Elige productos de temporada, para respetar el ciclo de la naturaleza, y locales, para evitar aquellos que han sido transportados en medios como el avión y que, por lo tanto, emiten más gases de efectos invernadero. De todas formas, sean locales o no, elige muchos vegetales.    
  • Recuerda que, en general, los alimentos de origen animal tienden a tener una huella más alta que los de origen vegetal. Como explican en esta fuente, el cordero o el queso emiten más de 20 kilogramos de equivalentes de CO2 por kilogramo. Sin embargo, las aves de corral y el cerdo 6 y 7 kg de CO2 equivalentes, respectivamente, aunque siguen siendo más altas que la mayoría de los vegetales.
  • Evita el desperdicio alimentario, responsable del 6% de las emisiones globales totales de gases de efecto invernadero. 
  • Intenta no contribuir al derroche de plástico innecesario. Compra a granel y cuantos menos envases, mejor. 
  • Apoya a las granjas sostenibles e innovadoras, que están intentando hacer las cosas bien a pesar de todo.

 

En síntesis, intenta consumir más frutas, hortalizas, frutos secos, legumbres y granos integrales porque su huella de carbono es mucho menor. Y si comes pescado, que sea sostenible y no de sobrepesca.

Si es sano para ti, lo será para el planeta

Nuestra salud está relacionada directamente con la salud de los animales y la del medio ambiente. Es lo que se conoce como “Una sola salud” o One health, un concepto que empezó a ser tendencia a comienzos del año 2000 y que representa el enfoque más holístico, consciente y respetuoso para lograr una salud óptima en las personas, los animales y el medio ambiente.

 

Pero, en la práctica, ¿es posible alimentar a una población de 10.000 millones de personas con una dieta sostenible y sana? Y en ese caso, ¿cómo serían los platos?

En un estudio publicado en la revista The Lancet, un grupo de científicos propone que la Dieta Planetaria es la mejor opción para reducir las emisiones, el número de muertes a causa de la malnutrición, el sobrepeso y la obesidad o los problemas de salud crónicos como la diabetes. No olvidemos que una dieta saludable es la que también optimiza la salud y no solo previene la ausencia de enfermedad. 

Como sabes, Barcelona fue Capital Mundial de la Alimentación Sostenible en 2021 y con motivo de este acontecimiento, Fundesplai ha puesto en marcha la exposición Menja, actua, impacta, que se puede visitar hasta el 2023. La entidad sin ánimo de lucro y con más de 50 años de experiencia en educación de niños y jóvenes, nos propone reflexionar sobre el actual sistema alimentario y replantearnos cambios en la dieta para un futuro más justo y sostenible. Precisamente, en el blog de la exposición, que puedes visitar aquí, encontrarás más información de la Dieta Planetaria. Te dejamos algunas claves:

  • Aumentar las hortalizas y frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos.
  • De forma esporádica, incluir cantidades modestas de pescado, carne (mejor si es blanca) y productos lácteos. 
  • Reducir alimentos ultraprocesados así como el consumo de sal y azúcares, para evitar un mayor riesgo de padecer enfermedades.

Por su parte, La Agencia de Salut Pública de Catalunya insiste en priorizar los alimentos de proximidad, temporada e integrales, cocinar con aceite de oliva virgen y beber agua.

Mucho más que una dieta milagro

Los expertos están de acuerdo en que para conseguir una Gran Transformación Alimentaria es necesaria una revolución agrícola para impulsar la  sostenibilidad y la innovación, grandes mejoras en las prácticas de producción de alimentos, reducir el desperdicio de alimentos y encontrar el compromiso de las personas hacia dietas saludables. 

 

Y tú, ¿cuántas ganas tienes de ayudar al planeta?