Salir a la calle después del confinamiento es algo que estaba deseando la gran mayoría. Sin embargo, los más pequeños pueden haber intentado evitarlo y alargar los días dentro de sus casas. Es posible que hayan experimentando el llamado “síndrome de la cabaña”. ¿Has oído hablar de esta expresión?
Más que una enfermedad como tal, “el síndrome de la cabaña” es un estado anímico, mental y emocional que afecta a algunas personas porque, tras pasar un tiempo en reclusión forzosa, no saben cómo enfrentarse a la realidad. Es entonces cuando experimentan una mezcla de sentimientos que van desde el miedo, ira, pánico o fobia. No obstante, los expertos señalan que lo normal es que la sociedad se adapte sin problemas, exceptuando esos casos en los que la haya una patología detrás, como la hiponcondría.
Las grandes preocupaciones de los más pequeños
Lo que es evidente es que los niños y niñas son un grupo más inmaduro a nivel cognitivo y manifiestan las emociones de otra forma. Por eso, los padres deben observarlas con especial atención y tener herramientas para sostenerlos y acompañarlos en este nuevo cambio. El objetivo es vivir juntos y de la manera más tranquila, segura y pedagógica posible, la vuelta a la normalidad. No olvidemos que las emociones desagradables también son necesarias para el crecimiento personal.
Aunque hace días que los niños ya salen a la calle, siempre podemos aprender a mejorar este proceso de adaptación. Por eso queremos compartir las recomendaciones del Departament de Salut y deFAROS para estos momentos, especialmente si detectamos que los más pequeños todavía están nerviosos o inquietos.
-Responder a sus preguntas e inquietudes. Así como controlar lo que reciben por otros medios, como puede ser la televisión o redes sociales. Es bueno y necesario que los niños hagan sus propias preguntas.
-Hablar en casa de la situación en la calle. Menos gente, mascarillas, distancia de seguridad… Es importante explicar todos estos detalles para que se adapten y no reaccionen con miedo. Como FAROS indica, la información que se dé se ajustará a la edad del niño y su nivel de comprensión.
– Transmitir seguridad. Los adultos son sus referentes y tan importante es lo que decimos como las actitudes o actos que hacemos ante ellos.
– Dejar que decidan. A la hora de salir a la calle, es bueno tener en cuenta su opinión y que ellos escojan la actividad que quieren hacer, dentro de las normas.
– Demostrarles que el miedo no sirve de nada. Es importante que los niños y niñas distingan entre peligros y miedos. Los primeros son los que debemos evitar a través de medidas como la distancia de seguridad. Los miedos, en cambio, solo dependen de nosotros y cuando aparecen, se deben vencer para poder seguir actuando con total normalidad.
FAROS nos propone una idea para hacer en familia:
Justo al lado de la puerta de la calle, podemos pegar un dibujo o imágenes de todo lo que veremos al salir y de las recomendaciones necesarias (la distancia, el uso de la mascarilla…). También podemos colgar otro dibujo con lo que tenemos que hacer al volver (quitarnos los zapatos, lavarnos la manos…)
Ellos también son héroes
En cualquier caso, la recomendación siempre es ir poco a poco y no olvidar que los pequeños no son tan frágiles como parecen. No se trata de obligar a los niños y niñas a salir sin que sepan lo que ocurre a su alrededor. Esta es una oportunidad para aprender juntos y para descubrir que la COVID-19 no es tan fuerte ni tan valiente como una familia que está unida.