Hace tan solo un siglo, una crisis como la que vivimos a raíz de la Covid-19 habría sembrado el caos. Como bien nos explicaba nuestro invitado del mes de mayo Carlos Grau -CEO del Mobile World Capital Barcelona– a pesar del revés que hemos sufrido, el mundo no se ha detenido. Y podemos afirmar que ha sido gracias a la tecnología. Hemos podido seguir trabajando, realizando trámites, consultando a nuestro médico o compartiendo nuestro día a día con aquellos con quienes no podíamos compartir más que pantalla. Ante esta situación, se hacen evidentes dos cuestiones: que esta crisis ha acelerado la digitalización de la sociedad y que muchos de los hábitos que hemos cambiado van a quedarse para siempre.
Pero a pesar de las bondades que podemos extraer de esta revolución tecnológica es inevitable negar la otra cara de la moneda: la dependencia digital, la violación de nuestra privacidad, mal uso de nuestros datos, la manipulación de la opinión pública, las famosas fake news… Pero, ¿debemos dar la espalda a esta transformación digital por ello? La solución parece residir en la humanización de la tecnología.
«A pesar del revés que hemos sufrido, el mundo no se ha detenido. Y podemos afirmar que ha sido gracias a la tecnología.»
Humanismo tecnológico
El Humanismo Tecnológico responde a la necesidad de establecer unos criterios de responsabilidad que garanticen los derechos y las necesidades de las personas. Partiendo de esta idea, en 2018 la Universidad de Deusto emitió la Declaración de Derechos Humanos en Entornos Digitales en la que aparecen los siguientes compromisos:
- La prioridad del ser humano sobre todas sus creaciones, como la tecnología, que está a su servicio.
- La integridad de la persona, más allá del reduccionismo de los datos que pretenden cosificarlo.
- La prevalencia del bien común sobre los intereses particulares, por mayoritarios y legítimos que éstos sean.
- La reivindicación de la autonomía y responsabilidad personales frente a las tendencias paternalistas y desresponsabilizadoras.
- La equidad y justicia universal en el acceso, protección y disfrute de los bienes y derechos que posibilitan una vida digna del ser humano.
En resumen, ser humano, integridad de la persona, bien común, autonomía, responsabilidad, equidad y justicia, vida digna.
Entre los derechos que se enumeran encontramos el derecho al olvido en Internet, a la transparencia y responsabilidad en el uso de algoritmos o el derecho a una alfabetización digital para que nadie se quede rezagado en esta carrera tecnológica que avanza a pasos agigantados.
Inclusión digital
Cada vez más, la información, la formación, las oportunidades o el ocio dependen de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Garantizar el acceso a ellas es crucial para la igualdad de oportunidades de las personas, más allá de la situación personal. Y esta inclusión social reside en el poder acceder a dispositivos, la conectividad y, sobretodo, la formación en el mundo digital, unos de los retos de la educación presente y del futuro.
Pero además de las habilidades relacionadas con todo aquello que refiere a lo tecnológico, Marc Vidal -experto en transformación digital- advierte que el futuro de la educación reside en el desarrollo de aquellas habilidades que nos diferencien de las máquinas, cosas como la curiosidad -el hacernos preguntas- y la creatividad.
Tecnología para un mundo mejor
Naciones Unidas afirma que los avances digitales pueden apoyar y acelerar el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que los líderes mundiales adoptaron para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. En este mismo artículo, se apuesta por la tecnología como elemento igualador y generador de oportunidades para la promoción de la agricultura sostenible, la alfabetización, el trabajo decente, el fin de la pobreza entre otras cosas. El éxito de conseguir estos logros depende solo del -buen- uso que hagamos de estas tecnologías y de una cooperación internacional que garantice la paz y la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo sostenible. La principal preocupación que se manifiesta es que cada país actúa según su propia estrategia digital y esto, según el Secretario General de Naciones Unidas, podría generar una gran fractura entre las potencias mundiales.
«En los últimos 20 años, las tecnologías digitales han llegado ya al 50% de la población del mundo en desarrollo.»
Vivir en digital
Como bien dice Evgeny Morozov, conocido -a la vez que polémico- investigador sobre los efectos de Internet en la política y la sociedad, debemos entender “la Red no como un mero instrumento, sino como un conjunto de infraestructuras para facilitar la vida, el trabajo y la cooperación”.
En los últimos años hemos ido adoptando la tecnología como parte de nuestras vidas, y actualmente ya ha pasado a ser algo imprescindible. La tecnología aplicada al mundo de la ciencia ha permitido salvar más vidas, emitir mejores diagnósticos, avanzar en la investigación… Pero también se ha integrado en nuestras rutinas: hemos relegado tareas como barrer a nuestros robots domésticos y solo tenemos que alzar la voz para que Alexa reproduzca nuestra serie preferida en el televisor inteligente. Visitando web como la de 4YFN Barcelona podemos descubrir el horizonte de futuro que la tecnología proyecta.
Vivimos, trabajamos, nos relacionamos, disfrutamos en digital. Aprovechar lo bueno que nos da está en manos de todos.