De la educación puede depender el futuro de una persona o de una sociedad entera. Algo tan simple como enseñar a leer a alguien puede cambiar el curso de su vida. Que un gobierno condicione la educación que se imparte en sus escuelas, determina, sin ninguna duda, el presente y el futuro de una comunidad. No estamos descubriendo nada nuevo, lo sabemos, pero nunca está de más detenernos un segundo para recordar el grandísimo poder que tiene la educación: para construir el individuo, la sociedad, para salvar el planeta.
Los artífices de la educación son, en buena medida, los docentes: maestros, educadores, profesores… Profesionales a menudo poco reconocidos, pero a los que, al mismo tiempo, acostumbramos a cargar de una gran responsabilidad.
Desde 1994, cada 5 de octubre se celebra el Día Internacional del Docente. Este 2021, bajo el lema “Los docentes en el centro de la recuperación de la educación”, se hace hincapié en el apoyo que se debe proporcionar a los docentes para que participen plenamente en la remontada tras la pandemia de la Covid-19.
En una época en la que andamos cortos de referentes, aquellos docentes que forman más allá del currículum son necesarios.
Maestros y referentes
¿A cuántos de nosotros no nos ha marcado un profesor? En la escuela, en el instituto… personas que eran algo más que transmisores de conocimiento. Personas que nos han conectado con el entorno, con los valores, que han condicionado nuestra formación como personas y nuestra relación con el mundo. En una época en la que andamos cortos de referentes, aquellos docentes que forman más allá del currículum son necesarios. Debemos confiar en ellos, respetarlos y valorar su labor, pero también exigirles valor y compromiso, porque bajo su influencia se forjan los jóvenes del futuro. En sus manos tienen la más grande de las responsabilidades.
Formación reciclaje y poder de decisión
¿Un docente bien formado garantiza una educación de calidad? Existirán excepciones, pero lo más probable es que así sea. Tener maestros bien formados y en constante reciclaje propicia que estén al día de las necesidades del alumnado -y sus familias- y tengan un amplio dominio de los métodos y las herramientas más indicadas para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea satisfactorio. Además de la vocación -que debe venir ya de fábrica- las aptitudes que debería presentar un docente son claves para que el objetivo educativo -en todos los ámbitos- se consiga. Sabemos que en países como Finlandia tienen un modelo educativo de éxito, pero ¿es esto gracias a maestros con una excelente formación? En cierto modo sí, pero también se debe a las grandes responsabilidades y poder de decisión que ejercen dentro del propio sistema. Y puede que la clave esté precisamente en eso: además de una formación óptima, una implicación del docente en el funcionamiento del sistema educativo puede ser decisiva para su éxito, ya que éste va a responder a las necesidades reales de los centros y las aulas.
Sistemas que funcionan
En Finlandia, los docentes no opositan para una plaza de maestro, opositan para entrar en la universidad. Para empezar la nota de acceso del estudiante tiene que ser superior a un 9 -sobre 10- y los candidatos necesitan demostrar -según su actividad personal hasta el momento- una especial sensibilidad social y humana. Es decir, pasan por delante aquellos que han llevado a cabo algún tipo de voluntariado, que han participado en proyectos culturales etc. Por si todo esto fuera poco, los estudiantes deben pasar una serie de pruebas de acceso y solo el 10% de los aspirantes conseguirán entrar en la facultad.
En segundo lugar, hay que destacar el exhaustivo estudio que realiza el gobierno del país para que los estudios de magisterio gocen de los recursos necesarios: se realiza un estima el número de maestros que se necesitan según datos demográficos, por ejemplo, y se limitan las plazas que se ofrecen en la universidad. De este modo, al no haber un gran volumen de estudiantes, se pueden destinar un número mayor de recursos. En este caso, la carrera de magisterio está a la altura de la de medicina.
Docentes y modelo educativo
Está claro que una formación tan exigente -a todos niveles- como la de Finlandia tiene que dar buenos frutos. A la vista está que los maestros finlandeses encabezan el ránking de los mejores docentes, al menos, de Europa. Pero no olvidemos que estos docentes siempre tienen que estar respaldados por un sistema educativo sólido y planteado en pro del desarrollo integral de niños y jóvenes. El informe PISA destaca China con la mejor educación del mundo, por encima de la admirada Finlandia. Pero lo cierto es que poco por encima, y los métodos de ambos países se encuentran en las antípodas. Mientras que en China los alumnos dedican más de 10 horas diarias al estudio y ser sustentan en la repetición y la memorización, en Finlandia optan por todo lo contrario. Se contemplan otros aspectos de los niños, potenciando el aprendizaje a partir de proyectos y el trabajo solo en clase, ya que dan mucha importancia al desarrollo del niño a través de cosas como el juego, las relaciones sociales o la naturaleza. Si a estos dos sistemas educativos les separa un abismo, con los estudiantes y los docentes pasa, probablmente, lo mismo.
El entorno es clave
Nos fijamos en los países de referencia, nos queremos reflejar en los mejores, pero la realidad para maestros y alumnos no es la misma en Helsinki que en Barcelona simplemente porque son dos sociedades muy distintas. Y no hace falta recorrer tantos kilómetros: dentro de una misma ciudad puede haber dos entornos de lo más dispares debido a la situación económica, cultural y tantas otras variables. Variables que condicionan el trabajo de los docentes, ya que las estrategias del proceso de enseñanza-aprendizaje y los recursos se deben adaptar siempre a las necesidades existentes. El entorno cultural, social, económico… marca la educación y, por lo tanto, el trabajo del docente. Por esta razón, necesitan ser apoyados para que su tarea tenga un sentido dentro de la comunidad en la que se desarrollan. Porque, al fin y al cabo, la destinataria de la tarea de los docentes es, precisamente, esta comunidad.
Maestros para un mundo mejor
Esta es la historia de un maestro que llegó a un pequeño pueblo de la India sin saber ni siquiera la lengua materna de sus habitantes. En la escuela acudían solo un 2% de chicas y los matrimonios adolescentes estaban a la orden del día. El edificio en el que debía impartir las clases estaba prácticamente en ruinas y el entorno parecía hostil a todo lo que refiriera a la educación. Pero él tenía un cometido claro, y se puso manos a la obra. Tenía la determinación de cambiarlo todo. Para empezar, debía aprender y controlar la lengua de los habitantes autóctonos. No solo lo hizo, también tradujo los libros de texto para que todos los niños tuvieran acceso, incluyó códigos QR para que tuvieran acceso a audios de poemas o clases magistrales, incluso utilizó estos códigos para personalizar la educación. ¿El resultado? El 2% de chicas en las aulas se ha convertido en un 100% y los matrimonios adolescentes ya no existen en el pueblo, entre muchas otras cosas. El presente de la comunidad y la perspectiva de futuro ha cambiado, especialmente de las niñas y chicas.
Él es Ranjitsinh Disale y en 2020 fue el ganador del Global Teacher Prize lo que equivaldría al Premio Nobel de Educación. La historia de Ranjitsinh Disale no solo nos demuestra el inmenso poder transformador de la educación, también nos habla de personas comprometidas, convencidas y con el don de dedicar todos sus esfuerzos a construir un mundo más justo y equitativo. Un mundo mejor.
Pedimos a los países que inviertan en ellos y les den prioridad en los esfuerzos mundiales de recuperación de la educación para que todos los alumnos tengan acceso a un docente cualificado y respaldado.
Trabajo en condiciones
Como bien dice la Unesco “los docentes representan una de las fuerzas más sólidas e influyentes con miras a garantizar la equidad, el acceso y la calidad de la educación. Ellos son la clave del desarrollo mundial sostenible. No obstante, su formación, contratación, permanencia, estatus y condiciones de trabajo son temas que siguen siendo preocupantes”. Que profesionales de los que depende tanto trabajen en condiciones dificultosas o precarias resulta una gran contradicción. Ojalá todos fuéramos Finlandia. Pero no lo somos. Exijamos pues a los gobiernos una apuesta firme por la educación como valor de futuro, de transformación. Que garanticen la formación y el ejercicio de los docentes para asegurar el acceso, ya no solo a la educación de calidad, sino a la educación en sí. Es un derecho de niños y jóvenes.
Citando el mensaje conjunto de la Unesco, OIT, Unicef e internacional de la Educación «En el Día Mundial de los Docentes no solo rendimos homenaje a todos los educadores. Pedimos a los países que inviertan en ellos y les den prioridad en los esfuerzos mundiales de recuperación de la educación para que todos los alumnos tengan acceso a un docente cualificado y respaldado. ¡Apoyemos a nuestros docentes!».