Marta Cañas, directora general de Médicos Sin Fronteras en España.
Explica Marta que mientras estudiaba empresariales en ESADE hizo un viaje que le cambió la vida. Un viaje a la India que le puso ante los ojos la realidad de tantas personas que por el simple hecho de haber nacido en un lugar determinado no tenían los privilegios de los que ella gozaba sin haber hecho nada para merecerlo. Fue tan fuerte lo que esta experiencia despertó en ella que desde entonces siempre ha colaborado y trabajado en organizaciones con una fuerte implicación social como son Naciones Unidas, Amnistía Internacional o, actualmente, Médicos Sin Fronteras. Nadie mejor que ella para conversar con motivo del Día Internacional de la Medicina Social.
¿Qué es Médicos Sin Fronteras?
Médicos Sin Fronteras es una organización humanitaria: ¿qué significa esto? Es una organización que provee ayuda. Pero en el mundo de la ayuda hay muchas categorías de organizaciones diferentes. La acción humanitaria es la que entra cuando hay una ruptura de equilibrio. Lo que hacemos es concentrarnos en reducir la mortalidad y aliviar el sufrimiento en momentos de crisis máxima, de emergencia, de una ruptura del equilibrio. Lo que hacemos es, cuando hay un conflicto y hay desplazados es, llegar en el momento en el que hay esos desplazados, proveer de comida, de techo, de garrafas de agua, letrinas… y, obviamente, de la asistencia médica que hace falta en ese momento.
¿Y en qué consiste esta asistencia?
Mi madre siempre me dice: pero Marta, ¿por qué no enseñáis a la gente a pescar en lugar de darles pescado? Y yo le digo, mami, porque para enseñar a alguien a pescar tiene que estar vivo. Y para estar vivo tiene que comer. Entonces nosotros lo que hacemos es cuando tú estás en una situación increíblemente difícil, que has estado recorriendo el desierto durante tres días con tu hatillo, con tus niños corriendo, saliendo de un conflicto, cuando llegas a un sitio nosotros te vamos a dar agua para que no te deshidrates, vamos a curar tus heridas, vamos a estar allí durante unos meses, el tiempo que haga falta hasta que ya puedan entrar las organizaciones de desarrollo que se dedican a reconstruir los sistemas de salud y demás… y ahí es, cuando como digo, hay que dar primero el pescado para que la persona tenga la fuerza para aprender a pescar. Esto es lo que, con un ejemplo un poco simple, lo que ejemplifica lo que hacemos.
Pero, vuestra tarea no se limita a la asistencia…
Nuestra organización tiene una pata que es la pata asistencial y la otra pata es la de denuncia, la de alertar sobre situaciones… y eso es lo que habréis visto muchas veces de Médicos sin Fronteras denuncia la situación de los desplazados en Tigray o denuncia la situación de los ataques en las estructuras médicas en Yemen, o el uso de armas químicas en Siria… Habréis visto muchas veces que alertamos sobre situaciones que igual somos los únicos testimonios de esta situación porque somos los únicos que estamos ahí con esas poblaciones y creemos que tenemos esta responsabilidad de hacerle saber al mundo lo que está ocurriendo en según qué sitios y que no pase inadvertido.
¿Cómo ha afectado la pandemia a vuestra actividad?
Casi uno de cada 100 españoles es socio de Médicos Sin Fronteras. Y es muy paradójico. Cuando empezó la pandemia teníamos mucho miedo de que el sufrimiento aquí, no es que fuera a llevar a menos empatía fuera, pero, claramente le gente iba a canalizar su empatía… Pues hemos tenido récord de retención de socios y récord de ingresos de nuestra historia, este año. O sea, que lo que ha hecho la pandemia ha sido aumentar la empatía de la gente. Es muy bonito. A mí me ha emocionado, de verdad.
¿Qué es lo que os mueve?
Que hoy en día siga habiendo gente en el mundo que se pone enferma porque no tiene agua… es indignante. Te hierve la sangre. Que siga habiendo niños que se mueren porque no tienen comida es tremendo. Ahora estamos preocupados por lo que pueda pasar en el cuerno de África porque hay una plaga de langostas que se ha llevado las cosechas y eso, junto con las dificultades de los conflictos que hay en Somalia y Etiopía va a hacer que haya muchos niños que se mueran porque no tienen acceso a comida ¡hoy en día, en el año 2021! ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros como ciudadanos, como ciudadanas para intentar cambiar las cosas?
¿Crees que la sociedad se está volviendo insensible al sufrimiento ajeno?
Cuando cualquiera de nosotros está en una playa, si viéramos a alguien que se está hundiendo, que se ha metido a nadar y se está hundiendo, ninguno de nosotros nos plantearíamos si vamos o no a salvar a esa persona, ¿no? Saltaríamos a salvar a esa persona. Últimamente, desde hace un par de años, es incluso fuente de debate, nos permitimos debatir alrededor de si está bien o no rescatar a gente que se está hundiendo en el Mediterráneo. Que se legitime que eso pueda ser incluso un debate me parece horroroso. Creo que hay una deshumanización del sufrimiento ajeno. ¿Por qué? ¿Porque viene de fuera? ¿Porque son negros? ¿Porque son africanos? ¿Porque son pobres? ¿Por qué estamos deshumanizando ese sufrimiento de esa manera y legitimando de eso pueda ser una fuente de debate?
Está claro que quien huye en estas condiciones lo hace porque vive una situación límite…
Yo pienso que siempre hay que pensar en las personas a las que ayudamos no como víctimas sino más bien como héroes. Pienso en toda esa gente que sale de un conflicto con su hatillo o con nada, que llegan a un campo de desplazados, que no hay nada que es difícil, que no hay agua, que tienes que luchar por la comida y sobreviven, y consiguen un trabajo y consiguen llevar a sus hijos… esos son héroes. Y el mundo está lleno de héroes. Estas personas a las que ayudamos tienen una dignidad, una fuerza y un coraje tremendos.
¿Qué es lo que podemos hacer nosotros como ciudadanos y ciudadanas anónimos?
Yo creo que cada uno de nosotros ejerciendo la humanidad y la empatía dentro del círculo, de lo que podamos, dentro de nuestro micro mundo, tenemos una responsabilidad de que las cosas cambien en el mundo. La manera en que ejercemos nuestra responsabilidad como ciudadanos y como ciudadanas para hacer que las cosas cambien. Para no permitir que se deshumanice a las poblaciones. Para no permitir que haya crisis que pasen olvidadas. Esto también es muy importante.