Casi siempre asociamos la innovación a la ciencia o a la tecnología, pero no nos olvidemos de lo que puede aportar en la educación. Con todos los retos que el mundo nos plantea, la innovación debería ser el faro que nos guíe en las aulas.
Las ganas de innovar
Durante estos meses, nuestra forma de vivir, pero también de enseñar y aprender, se ha transformado. Como nos contó César Bona, maestro premiado con el Global Teacher Prize, en una entrevista para nuestro magazine “la vida nos está dando una oportunidad para repensar la educación y plantearnos qué teníamos antes, qué herramientas hemos echado en falta y cuáles sería interesante tener a partir de ahora para educar”.
Si queremos construir un mundo mejor, no podemos hacer lo mismo de siempre y esperar resultados diferentes.
Nuestro objetivo es que aprendan hábitos saludables y sostenibles de forma natural, por lo que hemos creado nuestro propio método para conectar con ellos. Un método que cada curso evoluciona y busca la manera de innovar:
- La tecnología puede ser una aliada para aportar valor en el aprendizaje y que los alumnos la utilicen con conciencia.
- Utilizando contenidos claros y entretenidos. Los embajadores de los vídeos hablan a los niños de forma amistosa y cercana, haciéndoles sentir capaces de cuidarse ellos mismos y a su entorno.
- El alumno conoce otras realidades, comparte experiencias y empatiza con los compañeros. También mejora la comprensión lectora, la asertividad, las habilidades comunicativas y la integración de conceptos. Hoy en día, todo va muy rápido, pero innovar también es dejar tiempo para la reflexión, para observar, escuchar e incluso para equivocarse.
- Abriendo los contenidos para que las familias tengan acceso a este programa educativo gratuito.
- Enfocando nuestro proyecto hacia el concepto de “Una sola salud” (en inglés, One Health) para que los adultos del mañana tengan una visión más holística, consciente y respetuosa de su salud, la salud de los animales y la del medio ambiente.
¿Cómo se innova en otras escuelas?
A lo largo de estos años, también hemos descubierto otros proyectos innovadores. Algunos los hemos conocido desde este mismo magazine, entrevistando a sus fundadores. Seguro que te gustará seguir de cerca lo que hacen y saber qué proponen con sus ideas. Porque la educación es cosa de todos, pero cada uno puede entenderla de forma diferente.
Conciencia ecológica en las aulas
Desde 2001, Barcelona tiene en marcha el programa Escoles + sostenibles Barcelona para impulsar una cultura de sostenibilidad en las aulas. Para formar parte de la red, los centros educativos deben presentar un plan de acción para extender la cultura de la sostenibilidad. A cambio, reciben asesoramiento, herramientas de trabajo y formación de los docentes. El colectivo Teachers for Future también trabaja para conseguir una educación ambiental más eficaz en las escuelas. Una de sus propuestas es dar clase en entornos naturales para despertar el interés de los niños hacia lo que los rodea y desarrollar así su conciencia ecológica.
Educación de calidad para todos
Hace más de 100 años, en Cataluña hubo un movimiento pedagógico llamado Escola Nova que impulsaba el aprendizaje activo. En 2016, nació Escola Nova 21 con el objetivo de recuperar ese planteamiento y actualizarlo. El programa duró tres años (2016-2019) y proponía a las escuelas replantear sus propósitos y apostar por otras formas de enseñanza, donde el alumno es el protagonista y aprende a ser, a conocer, a hacer y a convivir. Eduard Vallory, el fundador de Escola Nova 21, nos contó que “la educación es acompañar al niño para que extraiga el potencial que lleva dentro”. También nos animó a preguntarles qué problema quieren solucionar de mayores porque “entonces pasarán de pensar para quién quieren trabajar a pensar qué necesitan aprender para poder solucionar eso”.
Siempre desde el optimismo
Quizá quieran solucionar el cambio climático, como los niños y las niñas que participan en el programa de Paola Tello. En Antártida para Valientes combinan la innovación educativa, el juego y la integración de ciencia, cultura y tecnología para transmitir mensajes clave sobre los desafíos del planeta. Paola, que se enamoró de la Antártida, tiene un sueño: ‘’Que los niños y niñas se enamoraren de los libros, porque la lectura también nos genera empatía. Tú no tienes que haber vivido lo que vive el personaje, pero al leerlo lo entiendes. Y el cambio climático necesita ese link, que tú entiendas que lo que haces en Barcelona está beneficiando a las personas del Pacífico colombiano”.
A vivir también se aprende
La asociación sin ánimo de lucro CAIEV impulsa la educación viva en las escuelas. ¿Por qué están innovando? Porque dejan atrás el modelo tradicional de aprendizaje y apuestan por uno más activo: los niños y las niñas aprenden por proyectos con materiales que van más allá de los libros de texto. Uno de sus principios es que en las escuelas se debe “aprender a vivir”.
La vida también es una escuela. Por eso, Escola Terra quiere que los alumnos aprendan a co-crear una vida plena y con sentido. El proyecto, que está en desarrollo, se convertiría en la primera escuela consciente fundada por Borja Vilaseca, cuyo programa tiene en cuenta todas las dimensiones del ser humano: corporal, emocional y espiritual, artística, comunicativa, social, emprendedora, financiera, tecnológica y ecológica.
Pero, ¿cómo educamos en casa? Respondemos a esta pregunta recordando las palabras del propio Borja cuando nos contó que “cada hijo es único, es una semilla. Y cada padre, madre o pareja, también. Por lo tanto, cada familia encontrará su método. Ahora bien, siempre partiendo de la misma idea: educar es acompañar al niño para que extraiga el potencial que lleva dentro”.
Juguemos más
“Como seres humanos, aprendemos jugando. El potencial que tiene el juego como recurso no se puede desdeñar y, de hecho, tendría que ser de obligada utilización en las escuelas”. Así piensa Natxo García, maestro de la escuela Concepcionistes (Barcelona), que participa en Tomando Conciencia Schools. Uno de los retos que tiene la educación es captar la atención de los alumnos y conseguir que estén motivados. Por eso, el papel del juego en la educación es fundamental.
Y es que jugar no es solo entretenerse con un juguete. Como nos explicó Imma Marín, fundadora de MARINVA Juego y Educación, “jugar es la manera natural de aprender. Es cooperar, escucharnos, negociar, colaborar, respetar, aprender a ser flexibles y tolerar que el otro puede ser diferente a nosotros”. Además, la palabra “jugar”, del latín “iocari”, significa “hacer algo con alegría”. Un “algo” que puede ser mirar, inventar, curiosear, soñar… y aprender.
Cambiar el rumbo, transformar la educación
Este ha sido el lema escogido para el Día Internacional de la Educación, que este año ha puesto sobre la mesa tres grandes preguntas: ¿Qué deberíamos seguir haciendo? ¿Qué deberíamos dejar de hacer? ¿Qué debería reinventarse de forma creativa?
Iniciativas como las de este artículo nos inspiran y nos recuerdan que ya estamos trabajando para cambiar el rumbo y transformar la educación. Nunca ha habido tantas propuestas, visiones o métodos como ahora. Solo necesitamos seguir innovando juntos para que pueda florecer la semilla de la nueva educación.
Y entonces, los niños no irán al colegio para conseguir el mejor trabajo del futuro, sino para ser capaces de solucionar los problemas que nos depara el futuro.