Jon Santacana, medallista paralímpico en esquí alpino
Nuestro referente de este mes de marzo empezó a esquiar a los 10 años, cuando ya le habían diagnosticado una enfermedad que le dejaría con un 5% de agudeza visual. Jon Santacana (San Sebastián, 1980) es un referente del esquí alpino en España y acumula un palmarés de 9 medallas en los Juegos Paralímpicos de Invierno y 17 en los Campeonatos Mundiales de Esquí adaptado. Te dejamos tres momentos de la entrevista que le hemos hecho en motivo del Día Internacional del Deporte, celebrado cada 6 de abril. Y puedes verla completa en nuestro IGTV para saber más sobre esta historia de superación.
¿Qué situaciones os han marcado con Miguel Galindo, tu deportista de apoyo?
Han ido muy relacionadas con las lesiones. Aquí somos un equipo de dos; cuando hablan de deporte inclusivo, este es un ejemplo clarísimo, en el que en un mismo equipo están trabajando una persona con y una sin discapacidad. Cuando hay una lesión, aunque a uno de los dos no le pase nada, el equipo ya se rompe. Entonces, el cómo gestionar esto, cómo dar esos ánimos, apoyar al compañero para que se recupere bien, ha marcado.
Y luego momentos de frustración y de fracaso. Hemos tenido años muy buenos, hemos tenido muy buenos resultados, pero hemos estado 17 años juntos, yo llevaba 3 antes en el equipo, y ha habido muchas veces que hemos errado, ha habido momentos de frustración, de que las cosas no están saliendo bien. Y creo que la clave en esos momentos ha sido el gestionarlo con naturalidad. Es decir, nosotros éramos dos deportistas bastante neutros: ni nos excitábamos ni alegrábamos especialmente cuando las cosas iban muy bien, ni nos derrumbábamos cuando las cosas iban muy mal. Y, como dice Miguel, al final hemos conseguido buenos resultados a base de aprender a fracasar y a tolerar que las cosas a veces no van bien.
«La clave en los momentos de frustración ha sido gestionarlos con naturalidad»
A los ocho años, te diagnosticaron la enfermedad de Stargardt. Explícanos de qué se trata.
Esta será la pregunta más difícil, seguramente, y la que más dudas causa a todo el mundo, porque explicar cómo veo yo es difícil. En esta enfermedad hay una degeneración en la mácula y afecta sobretodo a la visión central, es decir, yo si miro hacia delante hay partes del ojo que no reciben información. Y tengo algo mejor la visión periférica pero con una agudeza visual bastante baja, entorno a un 3-5%.
(…) Al final te vas adaptando y en el día a día vas encontrando trucos y sistemas para solventar esa dificultad que tienes. Muchas veces lo que digo es que no ven tanto los ojos en sí sino el cerebro. Nosotros somos capaces de tener unos aprendizajes para llegar a interpretar muchas cosas. Y a mí, por ejemplo, en el día a día hay mucha gente que me dice: «Pero si a ti no se te nota nada”. Bueno, no me lo notas tú, yo sí me lo noto. Lo que pasa es que al final vas buscando esas herramientas y esos trucos, y muchas veces con ese 3-5% de agudeza [visual] no estás viendo algo pero tu cabeza está interpretando que esa figura o ese rasgo es algo. O sea, una sombra puede ser un bordillo o una persona más alta con una figura un poco más así, puedes reconocerla aunque no estés distinguiendo su cara.
«Muchas veces digo que no ven tanto los ojos en sí sino el cerebro»
¿En tiempos de pantallas y tecnología, cómo podemos motivar a los jóvenes para hacer actividad física?
Yo creo que gran parte lo hace el entorno. Tener una familia o un entorno que esté facilitando esta práctica deportiva o actividad física es muy importante. Sí que es verdad que las generaciones actuales han nacido ya con una pantalla, una conexión con amigos… relaciones que antes no existían y teníamos que llamarnos por teléfono para quedar en el parque. Ahora esto es mucho más fácil a distancia. Yo creo que el probar, el incentivarlo, que desde las escuelas también den la facilidad para hacer actividades, extraescolares o no, -porque al final la educación física en los coles está un poco ahí de segunda- es muy importante, y da un montón de aprendizajes, y enseña muchos valores de la vida.
Al final, yo creo que igual es un redescubrir. Así como nosotros, que venimos de esa generación en la que teníamos ya más de la mano esa actividad y hemos redescubierto las virtudes que puede tener la tecnología y la conexión a distancia, ¿por qué no estos chavales que tienen eso ya integrado empiezan a redescubrir lo que es quedar de verdad con sus amigos e ir al monte de verdad, a la playa y meterse con una tabla a hacer surf… Probar, redescubrir algo que ahora mismo igual no tienen.